En la Constelación Familiar, nos permitimos observar un movimiento profundo, un hilo invisible que se despliega a través de los representantes. Es un movimiento que une, que reconecta aquello que alguna vez estuvo separado.
Cuando esta forma de unión se revela, mirar lo que ES, sin juicio, abre un espacio de liberación en el corazón.
Es en ese instante cuando la vida nos invita a una nueva dirección: una chispa de luz creativa nace en nuestro interior en nuestra Alma, iluminando el camino hacia la transformación.
¡Gracias a todos los participantes del taller de Constelaciones Familiares.! Su apertura, confianza y presencia hicieron posible un espacio lleno de aprendizaje y conexión.
¡Hasta el próximo encuentro! – Elsa Huamán