No siempre nuestros padres pudieron cubrir las necesidades básicas emocionales que necesitamos como niños. Ellos también tenían a su niño interior herido y posiblemente, por la época y los contextos sociales que vivieron, no supieron cómo resolver estas heridas.
Nuestras propias heridas y las ancestrales, están intentando ver la luz.
Queremos sanar, y lo maravilloso de todo es que podemos cubrirnos con el manto amoroso de nuestra propia actitud sanadora.
Abrazo a todos los participantes de los Talleres de Constelaciones de este mes, “Nuestro niño interior”. Mi corazón late agradecido.
«Tomo todo en el corazón tal y como fue, tanto lo fácil y alegre como lo difícil y doloroso”.
“Abrazo a ese pequeño niño que quedó allí, y en mi abrazo sanador nos movemos al presente” – Elsa Huamán