Superar las historias de dolor, sanar la relación con nuestros padres es posible a una edad ADULTA, cuando podemos entender desde lo profundo de nuestro corazón que lo que hacemos con nuestra vida sólo depende de nosotros y que gestionar nuestro destino a través de vivir culpando a los padres, nos debilita y agota.
El abrazar al padre no es un hecho físico, es un abrazo desde el corazón a la Vida, a nuestras raíces, a nuestra historia, sin juicios.
El camino hacia el Padre, es el camino de la adultez, y transitarlo nos proporciona:
TALLER GRUPAL DE CONSTELACIONES FAMILIARES (Presencial)