«Nacer ya es un éxito», afirmó el maestro Bert Hellinger, y esta verdad resuena profundamente en cada uno de nosotros.
El éxito de una persona está íntimamente ligado a su capacidad de honrar y aceptar a mamá en su totalidad. Quien logra tomar a su madre, sin reproches ni expectativas, tiene luz en su rostro: “Brilla”.
Es en ese reconocimiento profundo donde reside el verdadero éxito. La conexión con mamá es el espejo de nuestra conexión con la vida misma.